jueves, 28 de julio de 2011

RIPIOS: D.F.

[D.F.]


La tarde se despeña en hojarascas,
cae el sol bajo un cielo de ceniza
el aliento moribundo que enfrasca
jardines, plazas, tiempo que agoniza.

Van sobre el desvarío de las aceras
ríos de voz que brotan de una herida,
luz en vilo que canta en la ceguera
de los autos y su danza desvalida.

Llueve. Estoy en la Ciudad de México:
piedra sacramental donde un mecías
predica profecías en añicos,

torre de espejos que escupe los gritos
de un bosque de asfalto en el que anochecen
mil rostros constelados de silencios.

1 comentario:

  1. Bueno, lo del bosque de asfalto no podría ser más lugar común. Pongo este soneto aquí porque era mi visión del DF en 2002. Creo que el último verso es afortunado, me sigue pareciendo que el DF son mil rostros constelados de silencios.

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