jueves, 28 de julio de 2011

POEMAS ENCONTRADOS: DIOS Y LA HABANA

¿Cómo borrar de mi memoria los gritos del pasillo,
el elevador descompuesto,
la música de las olas
y de la lluvia
y de las voces
y de los rostros
y de los Fords destartalados
y de las gaviotas
y de las guaguas
y de los sueños
y de la calle?

Aquí todo ha sido tiempo.
El tiempo ha sido un instante que no termina,
el tiempo ha sido una interminable fiesta.
La ciudad es un libro,
cada segundo es una letra,
cada piedra es la otra historia.

Supongo que Dios visita las calles de Cuba
de vez en vez y de nunca en cuando.
Supongo que a veces también pasará hambres.
Jugará béisbol.
Pedirá un dólar.
Supongo que si Dios fuera cubano,
como todos los cubanos irá al malecón.
¿No les parece una ironía?
Dios, en disfraz de hombre,
se pondrá a hablar toda la tarde con otro Dios,
consigo mismo;
sin saber que él mismo,
el otro Dios,
desde hace mucho está muerto.



La Habana 30 de marzo de 1999

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