viernes, 30 de julio de 2010

CUENTOS Y ULTRAMARINOS: SEPTIEMBRE

Siempre he creído que la creación debe partir de la pasión, el talento y el gusto por el oficio y la disciplina. También siempre he creído que un trabajo debe construirse desde la fe en un equipo de trabajo. Y es así como muchas veces he ensamblado una compañía, no con virtuosos sino con aquellos que a pesar de su talento han sido relegados por condiciones sociales, personales o incluso físicas. Cuentos y Ultramarinos, curiosamente es un proyecto que una y otra vez me ha dejado con la sensación de navegar solo. Y es sólo por el equipo de trabajo que la noción de abandono se diluye. El financiamiento, la producción, los patrocinadores, incluso aquellos que originalmente concibieron el proyecto poco a poco se han hecho a un lado. Y es sólo por la gente que genuinamente cree en mi y por mi terquedad que seguimos adelante. Poco a poco he visto como en las últimas semanas dejamos atrás la figura de Alejandro Aura, la idea de un homenaje, la idea de una obra significativa por afectos, por la relevancia de sus colaboraciones o por la relevancia de sus resonancias. Al final, este trabajo se ha convertido en una travesía en la que es inminente aprender que sólo nos tenemos a nosotros mismos, al final estamos solos en nuestra obsesión de hacer las cosas como creemos se deben de hacer y por los motivos que creemos son los correctos. Puedo ser ingenuo, idealista, incluso tonto por crear un trabajo a partir de la confianza, de la intuición y así, hacerlo sin garantías. En su momento, el impuslo para crear este trabajo fue a partir de una idea de amor, de una mujer a un hombre que ya no estaba aquí. Pude equivocarme o no, porque al final esa mujer tampoco está hoy abordo. Lo que es cierto es que hoy una idea de amor prevalece en otras formas: Amor al trabajo, amor al equipo de trabajo, amor a trabajar con mi pareja, amor a los ensayos donde todos salimos lastimados de una u otra forma, pero invariablemente salimos conmovidos, emocionados o divertidos. He aprendido también sobre el amor a un hombre que yo no conocía, y que me ha mostrado un mundo gracias a su legado, a su familia, a su obra, y a la gente que le quiso. Y finalmente de eso se trataba todo esto en un principio: De combatir el olvido, de resaltar que el mundo está ciego y lleno de desmemoria, y que incluso las grandes obras de amor de un hombre como Aura se olvidan fácilmente: Parecería que a nadie le importan. Y eso no es verdad, a mí me importan, porque he visto de primera mano lo que construyó y sembró en este país, de manera tangible e intangible. Lo veo en sus hijos, en los ojos, la voz y la dulzura de María; lo veo en Tiépolo, en Coyoacán, en sus amigos que tanto le quisieron, en su figura que sea como sea, siempre está presente. Y eso queríamos llevarlo a un teatro, y eso queríamos fuera mágico y como un sueño. Y eso, ya quedó también en el olvido. Pero yo no lo olvido, y por eso vamos a hacerlo, a nuestro modo y sin la Feria, seguiremos esta travesía y estrenaremos el 4 de septiembre, cueste lo que cueste.

No hay comentarios:

Publicar un comentario